jueves, 13 de mayo de 2010

Como la vida misma

Una joven tomó clases de ballet durante su infancia y decidió que era el momento de convertir su pasatiempo en una profesión; deseaba ser la mejor bailarina pero tenía que demostrar su talento.

Cuando llegó al teatro de una gran ciudad, donde se realizarían las evaluaciones de ballet, fue a los camerinos antes de iniciar la prueba y habló con el Director: "Quisiera llegar a ser una gran bailarina, pero no sé si tengo el talento necesario", le dijo .... "Hazme una demostración de lo que puedes hacer", respondió el maestro.

Transcurridos cinco minutos la interrumpió y, moviendo la cabeza en señal de desaprobación, le dijo: "No, no tiene lo necesario para ser bailarina". La joven llegó a su casa con el corazón roto; arrojó las zapatillas en un armario y nunca las volvió a usar. Pasados los años se casó, tuvo hijos y se empleó en un supermercado.

Años después asistió a una función de ballet y a la salida se encontró con el Director que una vez la examinó. Ella le recordó su charla y le mostró fotos de sus hijos y habló un poco de su vida, para luego decirle: "Hay algo que nunca entendí; ¿Cómo supo tan rápido que no tenía dotes de bailarina?" ...


El Director respondió: "No lo supe, tan solo le dije lo mismo que le digo a todas" ... "¡Pero eso es imperdonable!", le reclamó la mujer. "Pude haber sido la mejor bailarina; usted arruinó mi vida"... El maestro respondió: "No lo creo, si hubieras tenido las dotes necesarias y una verdadera vocación para bailar no habrías prestado tanta importancia a lo que te dije y te habrías esforzado más aún para mejorar día a día".

Nunca podremos vencer cuando desde un principio nos sentimos derrotados, en la vida no sólo el valiente o el veloz o el fuerte triunfan, tarde o temprano, sólo quien cree en sí mismo y nunca se da por vencido es quien vence ante todas las adversidades.